Publicado en Córdoba Cofrade especial Cuaresma 2013
No le vence el peso de la Cruz que amorosamente
abraza para nuestra redención. Como antaño hiciera con su brazo por las huertas
de extramuros, va ahora repartiendo bendiciones con su mirada. Las simbólicas
golondrinas del escudo de la corporación atenuarán el dolor de la corona de
espinas. Sobre el calvario de su paso caoba, orgullo de la talla cordobesa, y
rodeado de una nube de incienso, avanza con la elegancia de las cuadrillas
viejas y un punto toreras.
Tras él, Bajo palio rojo símbolo de su advocación, María
Santísima del Amor recorre la calle de la Amargura con el consuelo del más
joven de los discípulos. El que nunca abandonó. Deslumbrará al espectador con
el flamígero resplandor de una candelería numerosísima y metódicamente
colocada. Bosque de olorosa cera pura. Toda ofrenda es poca para la madre de
Dios. Toda luz empequeñece a su lado. No hay peso que doblegue a una delantera
de palio cuando el corazón empuja hacia arriba.
A lo largo de todo el recorrido, pero especialmente
de recogida, después de que en la Catedral cobre sentido pleno su estación de penitencia,
lloverán de los balcones nubes de pétalos, y hondas saetas se clavarán
desgarradoras en el corazón de quienes presencien el momento. El Señor del Alcázar viejo vuelve a su casa. Despacito
recorrerá el paso del Nazareno la calle Manríquez al son aflamencado de la
agrupación musical. Siempre de frente. Siempre al son. No querrá la judería que
se aleje de ella la Virgen del Amor. Parecerá incluso que estrecha sus calles
queriendo retenerla. Más sus bambalinas sortearán con elegancia jazmines y
farolas. No querrá su hermandad que termine la noche mágica. Santos Mártires,
Arco de Caballerizas, y de nuevo, el barrio. Su barrio.
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