Publicado en Córdoba Cofrade especial Cuaresma 2013
Luz en su cortejo de capas merino. Luz que se
adivina en los ocultos rostros de sus nazarenos. Luz que reverbera cegadora sobre
el voluminoso paso dorado que viene de lejos, andando firme, para presentar a la vieja ciudad la
institución de la Eucaristía en la última cena de Nuestro Señor. Bendita
paradoja: el Jueves Santo, en Córdoba, el Sol nace por el oeste.
Luz de primera tarde para la Sagrada Cena. Luz
eucarística - Luz de la Verdad-, en sus insignias que nos hablan de Cordero Divino,
de racimos de uvas y espigas de trigo. De cuerpo y sangre redentora. Como el guión
eucarístico que este año se estrenará. Antiguos bordados del XIX cuidadosamente
restaurados que nos muestran sobre tisú de plata al cordero místico sobre el libro
de los siete sellos. Todo en la hermandad de la Sagrada Cena habla al
espectador de Eucaristía, fiel a su espíritu fundacional, impregnado de la
impronta de los grupos de Adoración Nocturna.
Y por esa fidelidad a los orígenes, realizará la
cofradía un acto de adoración ante el Santísimo reservado en el monumento de la
parroquia de la Trinidad, donde esta hermandad se fundó y realizó sus primeras estaciones
de penitencia, cuando el refulgente paso dorado y el apostolado no eran más que
un anhelo soñado por sus hermanos mientras acompañaban a la solitaria imagen de
Nuestro Padre Jesús de la Fe en un escueto paso provisional.
Triunfal avanzará la cofradía por barrios que tantas
veces la soñaron en sus calles. Por las calles que durante mucho tiempo quisieron
ser cofrades. Triunfal como el triunfo de la resurrección. Alegre como la
comunión. Mas pese a ello no se permitirán sus hermanos olvidar que quedó en el
templo, esperando la vuelta de sus hijos, Nuestra Señora de la Esperanza del
Valle. En el cortejo, verdes capirotes sorprenderán entre el dominante rojo
sacramental, recordando esa ausencia temporal
y manifestando su deseo de que la separación dure lo menos posible. De
que en un Jueves Santo no muy lejano pueda Córdoba entera contemplar a la
titular mariana de la hermandad de la Cena, cobijada en un bello y simbólico
palio verde, rodeado de ejemplar y estudiada orfebrería, repartiendo esperanza
en el particular valle de lágrimas de cada persona que la vea pasar.
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