lunes, 9 de diciembre de 2013

De altares de cultos preconciliares

 Publicado en Córdoba Cofrade especial Cuaresma 2013


ANECDOTARIO ILUSTRADO

Los cofrades celebramos  a mayor gloria de Dios y de su Bendita Madre la Virgen María actos de culto como  quinarios, triduos, septenarios, novenas, funciones principales, besamanos, besapiés, fiestas de regla o de fundación, y lo hacemos  mediante la Eucaristía, escuchando la palabra de Dios y meditando sobre la misma, y exornando artísticamente el altar donde ubicamos a nuestros titulares.
 Asistimos en los últimos tiempos a un cierto renacer en el arte del montaje de altares de culto por parte de los priostes de nuestras cofradías. Si bien todavía en algunos templos el prioste sigue encontrándose con la incomprensión del párroco, rector o superior, que generalmente no es cofrade ni comprende el por qué de la parafernalia que rodea estos actos, no es menos cierto que últimamente hemos podido disfrutar de grandes altares, como los siempre magníficos que acostumbra a montar la hermandad del Sepulcro, los elegantes del Calvario y la Expiración, los tenebristas y simbólicos del Remedio de Ánimas, o el extraordinario que la hermandad de las Angustias instaló por el aniversario de su coronación canónica.
Sin embargo, como indicamos, se trata de un renacer tras un periodo de oscuridad que el movimiento cofrade vivió derivado probablemente de una errónea interpretación de los preceptos y consejos emanados tras el concilio Vaticano II. Conviene recordar que antes de la reforma litúrgica conciliar, el celebrante se situaba de espaldas a los fieles, ante el altar que la cofradía había montado, y no se celebraba eucaristía por las tardes, sino sólo por la mañana, con un ayuno que se guardaba desde la noche anterior.  Los cultos vespertinos constaban de exposición y reserva del santísimo, rezo del rosario, lectura y sermón, totalmente separados de la misa de la mañana. Para fomentar la piadosa asistencia a estos actos las cofradías, además de engalanar especialmente el altar, invitaban a los oradores sagrados más reconocidos.
Tras el concilio, ya integrados los cultos cofrades en una de las misas de la tarde del templo, era frecuente encontrar la imagen objeto de culto situada en un lateral de escasa visibilidad, flanqueada por dos o cuatro cirios y un centro floral. Hoy, superada esa etapa, es cada vez mayor el número de cofradías que consiguen el plácet del templo para instalar sus montajes en el altar mayor, y lo completan con la ofrenda simbólica de numerosos candeleros de cera pura, flor artísticamente dispuesta, doseles que destacan la imagen titular, y a veces, como recuerdo de los viejos altares “ad orientem”, sacras, relicarios, credencias y demandas.
En la época de posguerra, fruto quizás del resurgir de nuevas cofradías, los altares de culto alcanzaron una suntuosidad notablemente superior al posterior periodo postconciliar. Bien es cierto que con algunas circunstancias que resultarían hoy en día extrañas e improcedentes, como  el uso de grandes reflectores, o la iluminación eléctrica mezclada con la luz de cera, pero, en definitiva, grandes y cuidados altares, aun con la escasez generalizada en España en ese momento. Así, el catálogo de la exposición de fotografías y carteles de la Semana santa celebrada por la Agrupación con motivo de su cincuentenario, nos regala viejas fotos en sepia de magníficos altares de la Caridad (que hoy en día no realiza ningún montaje especial en sus cultos aparte del besapiés), Las Angustias en San Agustín, la Nazarena en San Lorenzo, a cargo del Calvario, el Caído, e incluso el modesto Cristo del Amor (1)

Archivo de la Hdad. de la Misericordia. Fotografia tomada de www.silencioblanco.org

Precisamente una de las cofradías recién nacidas en ese momento, la de la Misericordia, se caracterizaba entonces por un cuidado especial en los cultos. Tanto en la magnificencia de su montaje como en la elección del orador sagrado y en la debida promoción del evento. Del reciente (y más que recomendable) libro de su Cronista D. Antonio Varo Pineda (2) extractamos una curiosa anécdota relativa a los cultos de 1941.
Los cultos de la jovencísima cofradía eran ya seguidos con interés por toda Córdoba, ya que cada año se superaban en cuanto a suntuosidad estética y profundidad devocional. Conocedores de ello, los cofrades llevaban seis días preparando lo que iba a ser el mayor altar de cultos de que se tuviera noticia hasta la fecha, compuesto, según el libro de memorias de la cofradía  por …un conjunto de cirios y faroles con iluminación eléctrica, en número de trescientos, agrupados a manera de pirámide […] De fondo un dosel de damasco rojo de doce metros de altura coronado por bambalina y fleco de oro. (3)
Sin embargo, dos días antes del inicio del quinario, se notificó al hermano mayor que el templo de San Pedro presentaba problemas estructurales en su bóveda, por lo que se debía clausurar esa zona hasta su reparación. Con gran agilidad fruto de una cierta desesperación, a las siete de la tarde consiguieron la cesión de la Real Iglesia de San Pablo para celebrar su quinario, y en un par de días, aceleradamente, desmontaron lo hecho en la hoy basílica y reprodujeron en el templo claretiano el montaje antes descrito que en San Pedro les había costado seis jornadas. El pueblo de Córdoba respondió al gran esfuerzo y a la devoción de los hermanos de la Misericordia llenando al completo, según las crónicas de la época, el gran templo fernandino de San Pablo.

La segunda anécdota, velada por la primera, nos la desvela el propio Antonio Varo en su libro. La gran bambalina que llamó la atención de los espectadores y puede apreciarse en las fotos, había sido pintada por Díaz Peno sobre una pieza de tejido rojo, y el “fleco de oro” que reseñaba la memoria era en realidad… macarrones pintados con purpurina.
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(1)   Exposición de fotografías y carteles de la Semana Santa. (1994) Agrupación de Cofradías.
      (2) VARO PINEDA, A (2012).  Nazarenos Blancos (Dos etapas en la historia de la      hermandad de la Misericordia). Córdoba. Hermandad de la Misericordia.

(3) Libro de memorias. Hermandad de la Misericordia.

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