domingo, 16 de marzo de 2014

La Catedral. ¿Dónde si no?

Publicado en Córdoba Cofrade especial Vía Crucis Magno.

La Catedral. ¿Dónde si no?
fotografía de Victor olivencia.


«Nunca ha sido tan bonita esta Catedral, como hoy, llena de cofrades creyentes, que se gozan de pertenecer, en el seno de la Iglesia Católica, a su propia Cofradía.»
Con estas palabras, monseñor Demetrio Fernández agradecía de corazón la asistencia de las cofradías al Vía Crucis magno de la Fe, y al posterior acto de adoración eucarística en la Santa Iglesia Catedral, y destacaba una vez más, -y son ya demasiadas veces para seguir ignorándolo-, la importancia que para la Iglesia de Córdoba tiene el hecho de que las cofradías comparezcan a la Catedral. Ya en el 2010, en esta misma publicación de la Agrupación de Cofradías, el obispo firmó que  «Ojalá todas las cofradías de Córdoba puedan incluir en su procesión el paso por la Catedral. Será un dato que honra a la cofradía y un elemento que enriquece a la Catedral, como templo principal de la diócesis»
 A su vez, parafraseando la frase del pastor, podría decirse que nunca las cofradías han sido tan bonitas como en la Catedral, gozándose de pertenecer plenamente a la Iglesia Católica.
Foto Victor Olivencia.

Bonitas en un sentido puramente estético, pues la belleza inigualable de las hermandades en el primer templo y su entorno no tienen parangón en parte alguna. Cruzando el Arco de Bendiciones alcanzan las cofradías una perfección que deleita los sentidos y conmueve los corazones de cuantos puedan observarlas.  
Bonitas,  porque Jesús Sacramentado está presente y expuesto al paso de las cofradías en semana santa, salvo, obviamente, los días en los que litúrgicamente no procede, para que los hermanos realicen allí un acto de adoración. Si bien es verdad que el mismo Dios vivo está igualmente presente en otros lugares para ese fin, no es menos cierto que son minoría las hermandades que no encaminándose a la Catedral, realizan estación en algún templo para adorar allí al Santísimo, verdadero eje de la vida del católico.
Bonitas, sobre todo, espiritualmente. Porque compareciendo en la Catedral las cofradías simbolizan su plena identificación con la diócesis, como miembros de la iglesia militante, eliminando así la interesada banalización con que el movimiento cofrade es visto por parte de algunos sectores, empeñados en convertirlo en mero espectáculo folclórico y turístico,  y además reivindican la Santa Iglesia Catedral, antigua mezquita, como templo indiscutiblemente católico en un momento en que parece más necesario que nunca hacerlo, a la vista de la creciente corriente laicista que puebla los medios de comunicación intentando crear una opinión opuesta a su actual uso.
Foto Victor olivencia.


Por supuesto el camino es difícil, plagado de obstáculos como la dificultad de accesos, la conveniencia de acometer pequeñas reformas, la necesidad de esmerar la seguridad y la coordinación, como se evidenció en el pasado Vía Crucis, la urgencia de una segunda puerta, etc. Pero se hace muy difícil creer que quien haya visto a su imagen titular en las naves catedralicias pueda preferir otro marco, físico y espiritual, para la misma.
Así pues, cofrades de Córdoba, propongámonoslo con firmeza, sin prisa pero sin pausa, y tras un minucioso estudio, recojamos el deseo claramente manifestado de nuestro obispo, dignifiquemos nuestra estación de penitencia, adoremos al Santísimo, sintámonos plenamente integrados en la Iglesia, y defendámosla identificándonos indubitablemente con ella,  acudiendo a la Santa Iglesia Catedral.

El pasado Vía Crucis Magno de la Fe supuso la mayor concentración de personas en la historia de la ciudad. Los medios de comunicación se esforzaron para darle la dimensión que requería. Fue presenciado por televisión en dieciséis países, además de en toda España. Presentó las cofradías cordobesas al mundo entero ofreciendo una conjunción única de belleza y fe, de monumentalidad y oración, que ha asombrado a propios y extraños. Pero sobre todo, nos mostró, indubitablemente, donde está la excelencia. Cuál es el camino. Nuestros sagrados titulares, nuestras corporaciones, las futuras generaciones de cofrades, y por extensión la Córdoba entera, no se merecen que lo ignoremos.